¿En qué consiste el reciclaje químico?

La Unión Europea ha establecido el objetivo de reciclar el 55% de los residuos para el 2025, y así ir construyendo una economía más circular. Para alcanzar esta meta, se necesitan procedimientos de reciclaje que nos den la posibilidad de obtener mejores resultados. Así pues, el reciclaje químico se posiciona como una alternativa para reutilizar el plástico. A continuación, te explicaremos en qué consiste y sus mecanismos. 

Reciclaje químico de plástico

El reciclado químico del plástico es un método que dispersa las moléculas de polímeros para obtener materias primas petroquímicas que nos posibiliten elaborar plásticos aptos para un nuevo uso. Resulta ser bastante útil para poder reciclar plásticos que no se procesan mecánicamente como las láminas de plástico y los films. Entonces, se transforman en gas y en otros recursos provechosos en la cadena productiva. 

El reciclaje químico es un proceso que nos permite complementar el ciclo de reutilización del plástico, pues el reciclado mecánico puede trabajar con muchos restos plásticos limpios e iguales; mientras que el químico es capaz de reciclar aquellos de composición heterogénea y con sobras de alimentos sin tener que elegirlos. Ahora bien, ¿cómo funciona el procedimiento de reciclaje de este último? 

Procesos químicos del reciclaje

Con la finalidad de poder descomponer el plástico de naturaleza heterogénea en nueva materia prima, es necesario hacer uso de tecnologías que se valen de la presión, el calor, disolventes y catalizadores. Entre las principales tenemos las siguientes: 

La despolimerización térmica 

Este tipo de reciclado se refiere a modalidades que posibilitan la conversión del plástico en combustible a través de la acción del calor, sin la necesidad de la intervención de un producto químico. Por ejemplo, la pirólisis somete a los plásticos a muy altas temperaturas para conseguir la descomposición del material y tener como resultado un gas con hidrógeno, así como un aceite parecido al diésel. 

Dentro de esta misma categoría, tenemos la hidrogenación, la cual consiste en tratar térmicamente el plástico en conjunto con el hidrógeno. Se utilizan temperaturas de 400-500°C y presiones muy altas, obteniendo elementos listos para usarse en refinerías. Sin embargo, este tratamiento tiene un costo elevado y necesita de precauciones al momento de emplearse. 

Igualmente, el craqueo térmico es otro método a considerar, pues rompe las cadenas moleculares de los restos plásticos por medio del calor, a una temperatura de 500 y 800°C, sin presencia del oxígeno. 

Solvolisis

En este caso, la solvolisis es un mecanismo donde un disolvente es el ingrediente activo empleado para degradar el plástico, y así tener un nuevo polímero que nos proveerá de nuevos insumos. Dependiendo del tipo de disolvente que se utilice, existen soluciones de diferente talante como la metanólisis, consistente en el empleo de metanol en el plástico PET para convertirlo en resina virgen. También contamos con la glucólisis, la cual es llevada a cabo con etilenglicol y es mucho más económica que el primer procedimiento. 

El reciclado químico en la actualidad 

Hoy en día cada vez más empresas están preocupadas por alcanzar un equilibrio entre su crecimiento económico y la preservación del medio ambiente. Para hacer esto una realidad, necesitamos de un método holístico para el manejo de los desechos plásticos. Por tanto, la primera fábrica de reciclaje químico europea es inaugurada en Alemania, donde elementos plásticos heterogéneos son transformados en petróleo sintético. 

También en Escocia existe una planta de reciclaje químico piloto capaz de convertir el plástico en parafina, la cual al ser combinada con nafta, funciona como materia prima para refinerías. No obstante, este tipo de reciclaje continúa desarrollándose, pues ciertas trabas con respecto a la tecnología deben ser superadas. 

Desde Máysan, podemos decir que el reciclaje químico podría ser conveniente a la hora de reciclar los materiales presentes en las baterías de los autos, como el níquel. Por ende, estamos abiertos a nuevas maneras de reutilizar el plástico, y, así, colocar nuestro grano de arena para una industria más sostenible.